He tenido la gran bendición de poner al servicio de los demás en compañía de otras terapeutas, colegas mías de alma y de misión, talleres enfocados a la liberación de emociones estancadas que dejan grandes estragos en nuestra personalidad, en nuestros resultados del día a día, en nuestra propia descendencia y en todo aquello que le ofrecemos al mundo con lo que hacemos, decimos, sentimos y pensamos.
Desde talleres enfocados al niño interior, a la armonización de los lazos con la madre y el padre como pilares principales de nuestras creencias básicas y más profundas. Con la colaboración de Yuri Cardiel
Hasta círculos de mujeres, con el grupo de Terapeutas de Vida, con la finalidad de apoyarles en la liberación de memorias de dolor, de escasez, lealtad, sufrimiento, silencio, pobreza, desamor, castidad, etc., que se han arrastrado por generaciones, y que radican energéticamente en un lugar del cuerpo de la mujer que es como realmente se describe: en el sagrado femenino, es decir, en el útero, en el vientre.
Estoy feliz porque hemos tocado a muchos corazones que han recuperado el sentido de su vida y han visto la luz en sus peores experiencias, quienes han conectado con su verdadero ser y su esencia divina, quienes se han reconciliado con sus raíces y han aprendido a honrar a sus ancestros y tomar su lugar con respecto a su árbol genealógico, ¿para qué? Para recibir todas las bendiciones y la luz, con las que se es capaz de crear un camino de paz, libertad, plenitud, amor propio y autorrealización.